CIVATATEO C I V A T A T E O CIVATATEO Bruja-vampiro que aparece en las leyendas de la mitología azteca. Son mujeres de la nobleza que a la hora del parto murieron junto a sus hijos. Pero no les sucedió como a las cihuateteo
que fueron veneradas como diosas pues estas no fueron honradas. Las Civateteo fueron reclamadas por las deidades Tezcatlipoca y Tlazolteolt como sus sirvientes y ayudantes. Cuando regresaban del Inframundo tenían
la piel pálida y su rostro arrugado. Siempre al acecho de sus presas, siendo sus victimas preferidas los niños y a los cuales después de alimentarse de ellos quedarían paralizados muriendo en los días posteriores en
apariencia por alguna de tipo enfermedad degenerativa. Una forma inconfundible de reconocerla era si en un cruce de caminos habiendo cerca un templo o santuario abandonado y se escuchaban los lamentos y sollozos de una mujer que al parecer sufría
por la pérdida o desaparición de sus hijos (con la llegada de los españoles este mito se convertiría en lo que hoy conocemos por la llorona). Los aztecas para defenderse de estas entidades demoníacas les hacían ofrendas que consistían en deliciosos manjares puestos y adornados de formas muy apeticibles para llamar su atención (a veces con formas de mariposas que eran sus preferidas) en los cruces de caminos, porque así contenían el apetito por los vivos y protegían a sus hijos saciando a los malignos.
la piel pálida y su rostro arrugado. Siempre al acecho de sus presas, siendo sus victimas preferidas los niños y a los cuales después de alimentarse de ellos quedarían paralizados muriendo en los días posteriores en
apariencia por alguna de tipo enfermedad degenerativa. Una forma inconfundible de reconocerla era si en un cruce de caminos habiendo cerca un templo o santuario abandonado y se escuchaban los lamentos y sollozos de una mujer que al parecer sufría
por la pérdida o desaparición de sus hijos (con la llegada de los españoles este mito se convertiría en lo que hoy conocemos por la llorona). Los aztecas para defenderse de estas entidades demoníacas les hacían ofrendas que consistían en deliciosos manjares puestos y adornados de formas muy apeticibles para llamar su atención (a veces con formas de mariposas que eran sus preferidas) en los cruces de caminos, porque así contenían el apetito por los vivos y protegían a sus hijos saciando a los malignos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario