apretaba sus garras en torno a su cuerpo y su alma bajaba al frío Tártaro. Y cuando quedaban satisfechas, arrojaban su cuerpo y volvían a la batalla. Sus equivalentes romanas eran las Tenebrae. Se dice que ellas también habían salido del frasco de Pandora. Las brujas podían convocarlas, a través del poder del mal de ojo, para traer la muerte a sus enemigos.
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