En la mitología griega eran deidades de venganza ctónicas femeninas; a veces se los llamaba "diosas infernales" ( χθόνιαι θεαί ). Las Erinias proceden de la sangre caída de Urano cuando éste es castrado por su hijo Cronos. Un juramento en
la Ilíada las invoca como "las Erinyes, que bajo la tierra se vengan de los hombres, cualquiera que haya hecho un falso juramento". Son personificaciones femeninas de la venganza que perseguían a los culpables de ciertos crímenes.
También se las llamaba Euménides (benévolas), antífrasis utilizada para evitar su ira cuando se pronunciaba su verdadero nombre. Se usó para aludir al lado benigno de las Erinias. Las Erinias eran: Alecto, significa Implacable; Megera, significa Envidia y Tisífone, que significa Venganza. Estas tres hechiceras
tenían una misión temible: vengar el mal cometido por los seres humanos. Son representadas en muchas ocasiones en compañía de serpientes. Actúan con justicia, pero resultan crueles e implacables. Se arman con látigos y
antorchas; además de perseguir a los malhechores, atormentan a los condenados en el Tártaro. Las Erinias persiguen sobre todo a los culpables de delitos de sangre, en especial los relacionados con la familia o clan. Los acosan hasta hacerlos enloquecer.
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